viernes, 8 de febrero de 2013

LA VERDADERA FELICIDAD

Las Bienaventuranzas Mateo 5: 1 - 12 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. Para todo el que no haya tenido esa experiencia interior, las bienaventuranzas son un sarcasmo. Es completamente absurdo decirle al pobre, al que pasa hambre, al que llora, al perseguido: ¡qué suerte tienes! No se puede intentar explicarlas racionalmente, porque su dinámica está más allá de toda lógica. Se trata sin duda del mensaje más original y provocativo de todo el evangelio. No son nada fáciles de entender. Sería un verdadero milagro hablar de las bienaventuranzas y no caer, en demagogia barata para arremeter contra los ricos, o en un espiritualismo que las deja completamente descafeinadas y por lo tanto inofensivas. En los dos extremos hemos caído a través de la historia. Las bienaventuranzas son los textos que mejor expresan la radicalidad del evangelio. En realidad lo que quiere decir Jesús es que seríamos todos mucho más felices si saliéramos de la dinámica del consumismo egoísta y entrásemos en la dinámica del compartir. Jesús es considerado como el nuevo Moisés, que promulga la “nueva Ley”. Pero hay una gran diferencia, las bienaventuranzas no son mandamientos o preceptos, son simples proclamaciones que invitan a seguir un camino inusitado hacia la plenitud humana. No se trata de buscar a uno que es pobre, a otro que llora, a otro que pasa hambre o a otro que es perseguido. Se trata del ser humano que sufre limitaciones materiales o espirituales por caprichos de la naturaleza o por causa de otro, y que unas veces se manifiestan por el hambre y otras por las lágrimas. La circunstancia concreta de cada uno no es lo esencial, por eso no tiene mayor importancia explicar cada una de ellas por separado. Todas dicen exactamente lo mismo. Con su despiadada crítica a la sociedad injusta, los profetas Amos, Isaías, Miqueas, denuncian una situación que clama al cielo. Los poderosos se enriquecen a costa de los más pobres. No es una crítica social, sino religiosa. En efecto, todos pertenecen al mismo pueblo cuyo único Señor es Dios; pero los ricos, al esclavizar a los demás, no hacen caso a Yahvé, no reconocen su soberanía. Dios no puede tolerar esta rebelión, y reaccionará, dicen los profetas. Las bienaventuranzas no están hablando de la pobreza voluntaria aceptada por los religiosos a través de un voto. Está hablando de la pobreza impuesta por la injusticia de los poderosos. Los que quisieran salir de su pobreza y no pueden, son los que Jesús considera bienaventurados si descubren que nada les puede impedir ser más humanos. Esta reflexión nos abre una perspectiva nueva, ni el pobre ni el rico se pueden considerar aisladamente. Siempre existe una relación entre ambas situaciones. La riqueza y la pobreza son dos términos correlativos, no existiría una sin la otra. Es más, la pobreza es mayor cuanto mayor es la riqueza, y viceversa. Si desaparece la pobreza, desaparecerá la riqueza. Las bienaventuranzas quieren decir: • es preferible ser pobre, que ser rico opresor • es preferible llorar a hacer llorar al otro • es preferible pasar hambre a ser la causa de que otros mueran de hambre • dichosos no por ser pobres, sino por no ser ricos egoístas • dichosos, no por ser oprimidos, sino por no ser opresores La clave sería: el valor supremo no está en lo externo sino dentro del hombre. Hay que elegir entre la confianza en el placer o la confianza en el Reino de Dios. Pero por paradójico que pueda parecer, la exaltación de la pobreza que hace Jesús, tiene como objetivo el que deje de haber pobres. El enemigo número uno del Reino de Dios es la ambición, el afán de poder, la necesidad de oprimir al otro. Recordad las palabras de Jesús: “no podéis servir a Dios y al dinero”. El evangelio nos está diciendo que toda acumulación de bienes, mientras haya un solo ser humano que muera de hambre, es injusta. Ya sé que no lo queremos entender. Los economistas dirán que no puede haber progreso sin acumulación de capital. Los sociólogos dirán que la organización de la sociedad sería imposible, si no hubiera alguien que mandara y alguien que obedeciera. Lo que intentan decir las bienaventuranzas es precisamente que la sociedad tal como está hoy montada a nivel mundial es radicalmente inhumana e injusta, aunque cumplamos al pie de la letra todas las normas legales que nos hemos dado a nosotros mismos. Las bienaventuranzas nos están diciendo que otro mundo es posible, Un mundo que no esté basado en el egoísmo sino en el amor. ¿Puede ser justo que yo esté pensando en vivir cada vez mejor (entiéndase consumir más), mientras millones de personas están muriendo, por no tener un puñado de arroz que llevarse a la boca? Meditación-contemplación Dichosos los que viven sin ambición, porque en ellos reina Dios. Si en vez de acaparar, reparto, entro en el ámbito de lo divino. Si pongo mi felicidad en el consumir, olvido mi verdadero ser y oprimiré a otros. .................... Acaparar lo que otros necesitan para vivir, es negarles la vida. Pero es también impedir nuestra verdadera Vida. Compartir lo que tengo con el que lo necesita, es alcanzar humanidad. Pero es también dar al otro la posibilidad de hacerse más humano. ...................... Cada vez que me aprovecho de los demás, me alejo de lo humano. Cuando pienso que soy más porque tengo más que los demás, soy menos. Me equivoco cuando pienso que oprimir a los demás me coloca por encima de ellos. Solo hay un camino hacia la plenitud: el servicio. Escriba un ensayo de una página con este título: La verdadera felicidad del hombre

JESÚS NOS SALVA

jueves, 7 de febrero de 2013

DIOS PADRE

En nuestro corazón habitan distintas imágenes de Dios. Algunas las recibimos de otros, otras las formamos nosotros mismos. • Algunas imágenes que tenemos de Dios hacen de Dios lo que Él no es. Son imágenes peligrosas porque nos alejan del Dios verdadero y perturban nuestro corazón. • Por lo tanto, necesitamos constantemente verificar y purificar las imágenes de Dios que tenemos explícita y sobretodo implícitamente. a) Dios como problema intelectual. Dios parece ser así cuando pienso que tengo que explicar todo sobre Él. Es un peligro, parece que primero tengo que comprender a Dios, dominarlo como si fuese un objeto de investigación para mí. Pero: ¡Dios es misterio! Dios no es una idea intelectual, es un Dios vivo, Dios de sentimiento, de ternura, de amor, de relación. Encontramos a Dios primero con nuestro corazón y después con nuestra mente.
b) Dios Papa Noel. Cuando creemos que Dios es la imagen de quien da regalos, que está accesible cuando todo va bien, pero que nos desilusiona cuando las cosas comienzan a ir mal, entonces me obstino, y ya no me siento cercano a Él.
 c) Dios bombero. Para muchos así debería ser Dios: siempre listo a “apagar incendios”, solucionar todos mis problemas (y si los pudiera evitar, mejor todavía). Dios que soluciona todas las contrariedades de la vida que no sabemos resolver nosotros. Hay veces que de Dios sólo guardamos el teléfono de emergencia, lo llamamos para conseguir su ayuda en situaciones de emergencia, en caso de pruebas, problemas, enfermedades, accidentes, conflictos, ansiedades… y por supuesto queremos que Él responda siempre rápidamente.
d) El dios del miedo: juez, policía, controlador. Se tiene la imagen errada de un Dios del que justamente Jesús nos quiere liberar. Este es un Dios de miedo, un Dios castigador. Contrario a lo que una y otra vez Jesús repite a sus discípulos: “No tengan miedo”. Esta imagen de Dios es una proyección de un súper yo o de un espíritu mezquino: un Dios policía que vigila nuestras faltas (y como controlador mantiene una ficha de cada uno…). Es un Dios adversario del que es mejor cuidarse. En los sufrimientos se calla: son “castigos de Dios”. Imaginamos a Dios como un juez implacable, cuando en verdad somos nosotros mismos nuestros propios jueces intransigentes.
e) Un dios lejano. Cuando creemos en un Dios lejano, olvidamos que Dios se encarnó en Jesucristo. Creemos que Dios no se interesa por lo que pasa en este mundo, que no puede entrar en nuestra realidad y que no somos importantes para Él, creemos que Dios no se identifica con aquel que sufre, que no conoce nuestra realidad de pecado, nuestro lado débil.
f) Dios comerciante o cajero automático. Ante este Dios creo que tengo que hacer mérito para recibir lo que Él me da, olvidando que todo es gracia, que todo es don. Con este Dios hago transacciones. Cambio sacrificios por su ayuda (meto monedas y saco una bebida). Éste es un Dios con cuenta corriente. Él me da y yo me endeudo con intereses. Así colecciono cupones para después regatear. Con este Dios no hay relaciones personales, sino sólo negocios.
g) Dios capataz o Dios implacable. Es el Dios que me exige siempre más. Nunca va estar satisfecho con lo que yo le dé. Lo que a mí me resulte fácil a Él no le va gustar. Este Dios quiere siempre lo que a mí me es más difícil. Es implacable con los talentos que yo tengo y ante Él yo tengo que rendir al máximo.
h) Dios perfecto. Es el Dios que sólo se relaciona con los buenos (los perfectos). Cuando hago tonterías Él no me quiere. Por eso prefiero esconderme y me alejo de Él. Para acercarme a Él me tengo que rehabilitar primero. Le tengo que probar que le quiero. Tengo que compensar para volverme aproximar.

REFLEXIÓN PERSONAL: 
Confronta alguna de estas imágenes de Dios con la relación que tú tienes actualmente con Él. ¿Algunas de estas imágenes de Dios te afectan de modo especial? • La verdadera imagen de Dios: el Padre de Jesús En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.» Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: « ¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.» (Lucas 10, 21‐24) • El amor de Dios excede el amor materno ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tus muros están ante mí perpetuamente. (Is 49, 15-16) • Es el Dios de misericordia Dijo: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. (Lc. 15,11‐22), Más la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. (Rom. 5,8).
• Es el Dios de amor. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. (1 Juan 4, 8) Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. (1 Juan 4, 16)
• El Dios de Jesús es el Dios del Reino, de un proyecto histórico para la humanidad. Proyecto de paz, justicia, solidaridad… «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.» (Mt 25, 31‐46)

LA TRINIDAD

“Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»” Mateo 28, 18-20. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gen 1.26-27 Y dijo Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Gen 3.22 El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sal 110.1 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mat 3.16-17 Dios es una unidad compuesta por tres personas distintas. El padre crea, el Hijo redime, el Espíritu Santo santifica. Pero en cada operación están los tres. No son tres dioses sino un solo Dios en tres personas.


¿Eres realmente feliz? 
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacía sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar.
¿Qué circunstancias pueden provocar el olvido y el rechazo hacía Dios?
• La rebelión contra el mal en el mundo.
• La ignorancia e indiferencia religiosa.
• Los afanes del mundo y de las riquezas.
• El mal ejemplo de los creyentes.
• Las corrientes de pensamiento hostiles a la religión.
• Miedo de Dios que nos lleva a huir de Él.

Nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en Ti (San Agustín)

QUE ES LA CONFIRMACION?

Nombre: _______________________________________. Grado: __________ De acuerdo al video responde las siguientes preguntas: 1. ¿Cuál es el sentido del Bautismo en nuestras vidas? ______________________________________ 2. ¿Por qué es necesario el Sacramento de la Confirmación? _________________________________ ________________________________________________________________________________ 3. ¿Cuáles son las tres cosas con las que tiene que luchar un joven que quiere seguir verdaderamente a Jesucristo? Explique cada una. ________________________________________________________________________________, ________________________________________________________________________________, ________________________________________________________________________________. 4. ¿Qué nos ofrece Jesucristo a través del Sacramento de la Confirmación? _____________________ ________________________________________________________________________________ 5. ¿Por qué no hemos experimentado el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas? ______________ ________________________________________________________________________________ 6. ¿Quién celebra el Sacramento de la Confirmación? _______________________________________

LA CONFIRMACION: CAMINO HACIA DIOS

Tengo especial fascinación por los caminos, especialmente por los caminos del campo que suben penosamente la montaña y desaparecen en la curva del bosque. O los caminos cubiertos de hojas multicolores en las tardes grises de otoño, por los cuales andaba en mis tiempos de estudiante en los Alpes del sur de Alemania. Y es que los caminos están dentro de nosotros. Hay que preguntar a los caminos el porqué de las distancias, por qué a veces son tortuosos, y cansan o son difíciles de recorrer. Ellos guardan los secretos de los pies de los caminantes, el peso de su tristeza, la ligereza de su alegría al encontrar a la persona amada. El camino constituye uno de los arquetipos más ancestrales de la psique humana. El ser humano guarda la memoria de todo el camino seguido a lo largo de los 13,7 miles de millones de años del proceso de la evolución. Guarda especialmente la memoria de cuando surgieron nuestros antepasados: la rama de los vertebrados, la clase de los mamíferos, el orden de los primates, la familia de los homínidos, el género homo, la especie sapiens/demens actual. Debido a esta inconmensurable memoria, el camino humano se presenta tan complejo y a veces indescifrable. En el camino de cada persona trabajan siempre millones y millones de experiencias de caminos pasados y recorridos por incontables generaciones. La tarea de cada uno es prolongar este camino y hacer su camino de tal forma que mejore y profundice el camino recibido, enderece lo torcido y legue a los futuros caminantes un camino enriquecido con su pisada. El camino ha sido y sigue siendo una experiencia de rumbo que indica la meta y simultáneamente es el medio por el cual se alcanza la meta. Sin camino nos sentimos perdidos, interior y exteriormente. Nos llenamos de oscuridad y de confusión. Como hoy la humanidad, sin rumbo y en un vuelo ciego, sin brújula y sin estrellas para orientar las noches tenebrosas. Cada ser humano es homo viator, un caminante por los caminos de la vida. Como dice el poeta cantante indígena argentino Atahualpa Yupanqui «el ser humano es la Tierra que camina». No recibimos la existencia acabada. Debemos construirla. Y para eso hay que abrir camino, a partir y más allá de los caminos andados que nos precedieron. Incluso así, nuestro camino personal nunca está dado completamente. Tiene que ser construido con creatividad y sin miedo. Como dice el poeta español Antonio Machado: «caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Efectivamente, estamos siempre en camino a nosotros mismos. Fundamentalmente o nos realizamos o nos perdemos. Por eso hay básicamente dos caminos como dice el primer salmo de la Biblia: el camino del justo y el camino del impío, el camino de la luz o el camino de las tinieblas, el camino del egoísmo o el camino de la solidaridad, el camino del amor o el camino de la indiferencia, el camino de la paz o el camino del conflicto. En una palabra: el camino que lleva a un fin bueno o el camino que lleva a un abismo. Pero prestemos atención: la condición humana concreta es siempre coexistencia de los dos caminos, que suelen entrecruzarse. En el buen camino se esconde también el malo, y en el malo, el bueno. Ambos atraviesan nuestro corazón. Este es nuestro drama que puede transformarse en crisis e incluso en tragedia. Como es difícil separar totalmente la cizaña del trigo, el camino bueno del camino malo, estamos obligados a hacer una opción fundamental por uno de ellos: por el bueno, aunque nos cueste renuncias o incluso pueda traernos desventajas, pero por lo menos nos da paz de conciencia y la percepción de que estamos en lo correcto. Y están los que optan por el camino del mal: éste es más fácil, no impone ninguna limitación, pues todo vale con tal de que nos beneficie. Pero cobra un precio: la acusación de la conciencia, riesgos de castigos y hasta de ser eliminado. La opción fundamental confiere cualidad ética al camino humano. Si optamos por el buen camino, los pequeños pasos equivocados o los tropiezos no destruirán el camino y su rumbo. Lo que cuenta realmente frente a la conciencia y ante Aquel que a todos juzga con justicia es esta opción fundamental. No hay escapatoria: tenemos que escoger qué camino construir y cómo seguir por él, sabiendo que «vivir es peligroso» (Guimarães Rosa). Pero nunca lo hacemos solos. Con nosotros caminan multitudes, solidarias en el mismo destino, acompañadas por Alguien llamado: “Emmanuel, Dios con nosotros”.
Leonardo Boff